El Cristo de la Sed se toma un coca-cola

Hoy ha sido un día memorable para la historia de nuestra ciudad. Después de casi 50 años sin probar gota, desde el mismo momento en que fue tallado y concebido, esta tarde por fin se ha producido el milagro: El cristo de la sed se ha tomado un coca-cola. Fresquita.

Ha sido a la altura de Luis Montoto, a eso de la tres de la tarde, con la solana primaveral dando de pleno encima del paso y con media avenida todavía por delante, cuando el mismo crucificado se ha vuelto a un niño que chupaba un flap y le dijo: «Niño, el polo-flap es malo para la salud. Suelta eso.» Dejando a todo el mundo anonadado, sin saber qué decir o directamente, mirando al móvil para hacerse los longuis.

Pero fue más adelante, a la altura del acueducto, cuando el cristo sorprendió a la sevillanía. Con la boca seca como el esparto se dirigió a una mujer de Salteras que había bajado a verlo y se estaba tomando un coca-cola y le dijo de forma casi inaudible: «Por favor, dame un buchito que ya no puedo más.» La mujer, evidentemente, al tratarse del mismo señor, le puso con la ayuda del aguaó, el coca-cola en la mano izquierda.

La maniobra prometía su dificultad, dado que la bebida se hallaba en una mano clavada a la cruz. El caso es que nadie sabe cómo ni cuándo pero Jesús, con uno de los milagros a los que nos tiene acostumbrados, se bebió el coca-cola fresquita entera de un tirón y su cara es otra.

«Va a ser la carrera oficial más plena de su vida. Estamos tan contentos que no cabemos en el pecho. la lata del refresco ya la hemos cogío pa hacernos una reliquia fina para los hermanos y todo el que venga a verla a Nervión, que tampoco estamos tan lejos, hombre.» Declaraba exultante Nicolás Congás, hermano menor de la hermandad.

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