Ronald McDonald se hace adicto al serranito
«Se empieza con las patatitas fritas y la hamburguesa de carne de zarigüeya de Oregón y acabas metiéndote serranitos por la vena.» Son palabras de Mariló Comontero, presidenta de la Asociación de Jartibles del Serranito de Sevilla. describiendo la difícil situación de Ronald McDonald, mascota de la famosa cadena de locales de basura rápida.
«El pobre muchacho, que nada más que comía emparedao del malo y hamburguesa de conglomerao… con todo lo desangelao que es encima, no se le ocurre otra cosa más triste que irse a ver al payaso de su primo al Circo Ruso en plena Feria de Sevilla…» apunta Comontero.
«Al nada de tiempo, el Ronaldo este se quedó encantado con la ciudad, empezó a trabajar en su local de La Campana y claro, todos los días pasaba por el lado del mesón para ir a hacer el payaso a su puesto de trabajo…» Relata un lugareño anónimo de calle Alfonso XII. «Estaba embrutecío perdío, lampando por serranitos como si no hubiera un pasado mañana. No lo echaban de los bares ni cerrando la cocina, ni con ensalada ecológica, ni con Siempre así, y claro, acabas como acabas…» Sostiene la presidenta de la AESS.
La adicción de Ronald McDonald a nuestro serranito se ha convertido en un asunto de estado en EEUU; de hecho, la chiquillería nada en un mar de lágrimas de colesterol sobrevenido por la ya larga ausencia de la mascota más fea del mundo que, sin embargo, sigue siendo muy de su tierra. Su tocayo, el presidente Trump, se refirió ayer a Ronald McDonald de la siguiente manera, en plena Convención Anual de la Buena Gente que Fabrica Bombas Atómicas Caseras: «Se veía de venir. miarma. Eso te pasa por probá lo bueno y no esperar a que haya construido un muro como dios manda, pelopajo.»
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